La derecha gana elección en Argentina y promete privatizaciones y represión

Javier Milei fue electo presidente de los argentinos acompañado por el PRO, Juntos por el Cambio, el silencio de radicales y la izquierda. El momento económico e institucional decadente del país impulsó un recambio y el pueblo decidió ir por quien promete represión, privatizaciones, reducción salarial y más empobrecimiento. Sergio Massa pide licencia a su cargo y permite que sus economistas hagan la transición con el gobierno electo.

No hay lógica en la política argentina siquiera electoral. Hace unas semanas en las PASO, Sergio MASSA daba vuelta la primaria con enorme percepción social y apoyo popular. Luego en la elección definitiva pierde hasta en las provincias y Distritos que antes lo habían apoyado.

Cuando uno ve los números electorales, el descontento supera a la felicidad. Cerca de un 60 por ciento del electorado le dice NO al actual gobierno de un desdibujado y escondido Alberto Fernández, quién junto a Cristina Fernández desaparecieron del juego electoral para no empañar la elección. Sin embargo, el daño ya estaba hecho.

Fueron múltiples causas, la mayoría por decisión de impericia política, de banalidades de poder y privilegios y falta de sentido humano. Es cierto que nuestro país, tiene división de clases sociales y económicas. Están los de la alta sociedad, la clase media y la baja. En ésas clases hay matices, pero a todas las atraviesa una cuestión esencial: la economía. Si tenés buenos índices laborales, de salario, indicadores de inflación bajo, en Argentina puede gobernar hasta Hitler. Visto está, que la destrucción tanto del período de facto del 76 al 83 y el de los 90 con Menem a la cabeza, denominados neoliberales -inclusive el de Macri en 2016- impacta sobre la conciencia social económica, si las mayoría pueden o no acceder a bienes, comer asado, comprarse un televisor o sostener lo que lograron con su trabajo.

Pero no todo pasa por los de clase baja, a quien se les endilga que votan a la derecha o sus verdugos. Tampoco a la clase media, cansada de pagar impuestos y con el título de sostener con sus aportes a miles de desocupados o que utilizan programas sociales. A las mayorías parece que les indigna que alguien cobre un plan y no que alguien te endeude por cien años o fugue dinero, evada o robe de la misma plata que aporta para los planes.

Así, la tarea de los libertarios fue ir al hueso de la clase política, judicial y legislativa. Poner en duda el sistema, decir que cada vez estamos más pobres pero que si ellos gobiernas, estarán más pobres aún, endeudados y reprimidos. Son las promesas de Milei y su entorno. Para ello recibió el apoyo de macristas del PRO, Juntos por el Cambio y otros partidos como el cordobés de Schiaretti. El pueblo dijo basta a éste gobierno y se puso a disposición de alguien que asegura, los va a maltratar más y rápidamente.

En meses se notarán los cambios, las reformas y se tanteará el clima social y político. El bolsillo de trabajadores y trabajadores empezará a aflojar más, se caerán las ventas, los comercios cerrarán al igual que ciento de empresas.

Crítica constructiva y análisis político habrá desde las bases militantes, desde las cúpulas y conducciones bien llenas de dinero y propiedades no se espera más que silencio. Argentina se enfrenta a un momento nacional de desguace, prometido por Javier Milei, quien detrás tiene a Mauricio Macri como generador de ideas antipopulares.

Muchos estamos de luto, los que creemos en un Estado presente contra aquellos que ven en el mercado lo único válido.

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